Son dúplex, algunos se han vendido y muchos otros se siguen vendiendo. Hace unos años sobre estas fértiles tierras se dibujaba un paisaje árido forrado de plástico y tomates del que vivían humildemente muchas personas.
Hoy al contrario, para el beneficio de pocos, el cálido tomate se ha transformado en fríos bloques de cemento que orgullosos muestran sus originales y singulares fachadas en lucha con el entorno.
Este es el presente y el futuro que se proyecta sobre Canarias, el desarrollo sin contención, sin modelo, sin límite, sin estética, sin conciencia.
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